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Métele un gol a la gripe

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Métele un gol a la gripe

Siempre con la misma historia

Cuando cuadramos agendas con los "compis" del trabajo para jugar al fútbol el fin de semana (una excusa perfecta para un "brunch" y pasar el día al aire libre), nos levantamos esa mañana y sentimos que la fiebre va en aumento, notamos temblores musculares y lo que ayer parecía un simple resfriado pasajero toma carácter de gripe amenazante. Ups...

Vacuna de la gripe

Para la prevención del virus de la gripe, a diferencia de lo que sucede con el que provoca el resfriado, sí que existe vacuna. Aun así, a veces nos falla esta o fallamos nosotros por no tomar las medidas de prevención a tiempo. Si el virus prolifera a las 72 horas de la infección, ya solo nos queda cuidarnos y hacer que nuestro sistema inmunitario haga su trabajo.

De ahí que el deporte sea crucial en este momento. Quien haga cualquier tipo de deporte tendrá más garantía de una respuesta inmunitaria fortalecida que aquel sedentario a quien la gripe le coge desprevenido.

Por ejemplo, nos ponemos a jugar al fútbol y al acelerar el metabolismo con unas carreras de "sprint" detrás del balón provocamos que, en la primera fase que estamos con la incubación del virus, nuestro organismo se active de forma más rápida, como una mecha de gas.

 

Solo el sistema inmunitario del organismo puede destruir con efectividad al invasor en este momento: al aumentar progresivamente su frecuencia cardíaca, el metabolismo se despierta y el sistema entra en guardia, incrementando sus defensas por el estrés del ejercicio. Un poco lo que pasa con el viejo dicho de “a sudar la gripe” (concepto que no funciona en la pasividad de una sauna…). 

El virus de la gripe deja de estar en un círculo cerrado. Con el organismo en marcha, rápidamente se neutraliza, pero no olvidemos beber mucha agua para prevenir la deshidratación, porque cuando estamos enfermos, nuestro organismo libera las toxinas por medio de la orina y del sudor.